No te atrevas a perseguir, debes atreverte a perseguir;
Los que no se atreven a hacerlo, deben atreverse a hacerlo; Las monedas que no te atreves a negociar, debes atreverte a negociar. Los que no se atreven a vender, deben atreverse a vender; Si no estás de acuerdo, debes atreverte a rechazarlo; A las personas que no se atreven a amar, deben atreverse a amar.
Porque la vida y el mercado, en esencia, ponen a prueba tu capacidad de "romper el estancamiento". El miedo detiene a las personas, la codicia las impulsa, la indecisión las hace perder oportunidades. Y la verdadera práctica es aprender a actuar entre la duda y el miedo.
Te darás cuenta de que lo que se llama crecimiento es romper una y otra vez los límites de "no atreverme". Así es la inversión, así es la vida.
La valentía no es imprudencia, sino elegir dar ese paso después de reconocer los riesgos. A menudo, lo que no nos atrevemos a hacer es el umbral que cambia nuestro destino.
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No te atrevas a perseguir, debes atreverte a perseguir;
Los que no se atreven a hacerlo, deben atreverse a hacerlo;
Las monedas que no te atreves a negociar, debes atreverte a negociar.
Los que no se atreven a vender, deben atreverse a vender;
Si no estás de acuerdo, debes atreverte a rechazarlo;
A las personas que no se atreven a amar, deben atreverse a amar.
Porque la vida y el mercado, en esencia, ponen a prueba tu capacidad de "romper el estancamiento".
El miedo detiene a las personas, la codicia las impulsa, la indecisión las hace perder oportunidades.
Y la verdadera práctica es aprender a actuar entre la duda y el miedo.
Te darás cuenta de que lo que se llama crecimiento es romper una y otra vez los límites de "no atreverme".
Así es la inversión, así es la vida.
La valentía no es imprudencia, sino elegir dar ese paso después de reconocer los riesgos.
A menudo, lo que no nos atrevemos a hacer es el umbral que cambia nuestro destino.